La vía de transmisión de esta enfermedad en el
periodo gestacional no se conoció hasta hace menos de 20 años. Se pudo aislar
en el feto, con lo que se vio que en el periodo neonatal la transmisión
madre-hijo es por vía transplacentaria.
Para la mayoría de infectados, la enfermedad es
leve, sin embargo existen grupo de riesgo entre los que se encuentran la
embarazada, el feto y el recién nacido; se ha visto que la mujer embarazada es 20 veces más propensa a sufrir esta enfermedad,
y la infección puede ser grave para su futuro hijo.
Se ha aislado esta bacteria en determinados
alimentos que frecuentemente consumimos: determinados quesos, embutidos,
salchichas, ahumados, etc.
Es debido a que durante el embarazo, el sistema
inmune de la mujer sufre unos cambios que hacen que aproximadamente un tercio
de los casos diagnosticados de listeriosis sea de mujeres gestantes.
La bacteria es
transmitida al feto, antes incluso de que la mujer empiece a mostrar
síntomas. Las consecuencias
son parto pretérmino, aborto, muerte fetal, afectación neurológica.
Los síntomas
en la madre son bastante inespecíficos, desde no presentar ninguno, a aquellos
similares a la gripe: escalofríos, febrícula, malestar general, diarrea, dolor
de estómago (la forma intestinal). Y pueden aparecer días después de haber
tomado el alimento contaminado. Pero pueden desencadenarse problemas graves
como septicemia (infección sanguínea), neumonía, meningitis, entre otras, e
incluso la muerte (40% de los casos)
Los recién nacidos infectados que sobreviven
generalmente son prematuros. Entre los problemas que pueden tener son:
infecciones sanguíneas, dificultad respiratoria, úlceras cutáneas, lesiones
orgánicas, infecciones del sistema nervioso central (meningitis), e incluso debido
a las diversas complicaciones los bebés pueden morirse.
Tratamiento
Si se diagnostica en el embarazo, se pueden dar a la
madre antibióticos para prevenir la infección fetal, el de elección es la
ampicilina, asociado o no a la gentamicina, a altas dosis y durante periodos
prolongados.
Medidas de precaución:
Se trata de una serie de medidas higiénicas y
dietéticas generales, pero pueden disminuir las probabilidades de infectarse
durante este periodo tan delicado:
- Debido a que la Listeria puede crecer a las temperaturas de refrigeración (0 a 8ºC) o más bajas, se aconseja utilizar lo antes posible todos los productos perecederos que estén precocinados o que vengan listos para comer. Observar con detenimiento todas las fechas de caducidad de dichos productos.
- Limpiar con frecuencia el frigorífico.
- Controlar la temperatura de la nevera a fin de asegurarse que éste mantiene una temperatura de refrigeración de 5ºC o menor.
- Lavarse las manos con agua caliente y jabón después de manipular cualquier tipos de alimento fresco. Así mismo, lavar meticulosamente las tablas de cortar, la vajilla y los utensilios para preparar la comida y comer, con el fin de eliminar cualquier bacteria que haya podido contaminar los alimentos antes de ser cocinados e ingeridos.
- Evitar manipular al mismo tiempo o unir alimentos cocinados y crudos.
- Lavar muy bien frutas y verduras antes de consumirlas crudas.
- Cocinar muy bien todos los alimentos, y especialmente las carnes, mariscos y pescados; y evitar pescados y mariscos ahumados (salmón, trucha, bacalao, atún, caballa…).
- Evitar los derivados cárnicos, tales como salchichas, patés, fiambres, embutidos, etc., salvo que estén recalentados hasta el punto de emitir vapor. Se pueden comer los patés y los productos de carne para untar enlatados o que han sido procesados para conservarse sin que se deterioren.
- Recalentar muy bien todas las sobras de las comidas hasta que observe el vapor. El calor puede ayudar a matar cualquier bacteria que pudiese estar presente.
- No se recomienda comer quesos blandos tales como Feta, Brie, Camembert, y los quesos de pasta enmohecida o con vetas azules como el Roquefort o el Cabrales. Se puede comer sin riesgos quesos duros (Cheddar, mozzarela), quesos pasteurizados para untar, quesos cremosos, requesón y yogur. Hoy en día, la recomendación generalizada durante el embarazo es asegurarse de que el queso blando esté hecho con leche pasteurizada. Esto es así porque la leche fresca sin pasteurizar, y cualquier queso o producto lácteo hecho a partir de ésta, puede contener organismos que causan enfermedades, incluyendo la bacteria Listeria Monocytogenes. El proceso de pasteurización (u otros procesos térmicos similares) mataría la bacteria y otra serie de organismos.
- No tomar leche cruda ni comer alimentos o platos preparados con este ingrediente crudo.
La listeria
se destruye en altas temperaturas, así que según algunas fuentes hay que
cocinar bien los alimentos susceptibles de contenerla aunque otras señalan que
hay ocasiones en las que el calor no es suficiente para acabar con la bacteria,
por lo que lo más prudente es no consumir dichos alimentos.
¿Por qué no se le da tanta importancia
en las consultas prenatales?
Es debido a su baja incidencia en España. Se estima
que ronda 0,5 casos por millón de habitantes al año. Sin embargo en gestantes
la incidencia se eleva a 12 casos / 100.000 habitantes. Sin embargo las cifras
pueden bailar ya que no se trata de una enfermedad de declaración obligatoria.
Alejandra
Alejandra
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